"Tira un plato al suelo. ¿Se rompió? Ahora pídele perdón. No vuelve a estar como antes, ¿Verdad?"
A veces no nos damos cuenta de hasta qué punto las palabras pueden herir a las personas. Lo que a alguien le puede parecer una absoluta y tremenda tontería, para otra persona quizás no lo sea. Quizás estas bromeando, pero a ese alguien a la que van dirigidas tus palabras, la están destrozándo. Rompiéndola en pedacitos. Y porque esas grietas no se vean a simple vista, no las hacen menos dolorosas. Quizás, lo sean más que las heridas físicas. Al fin y al cabo, estas se curan con el paso del tiempo. Y algunas heridas emocionales....simplemente no se curan. O no tan fácilmente, eso de seguro. Así que tengamos cuidado con lo que decimos, y con lo que hacemos.
Porque a veces, esas palabras quedaran grabadas en la mente de esa persona, en su corazón, y el daño puede ser más grande de lo que a simple vista puede parecer. Midamos lo que decimos y cómo lo decimos.